Archivo de la categoría: J. Los redimidos son santificados y ungidos para servir a Dios.

“Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación,”

La santa unción para el sacerdocio.
Ser ungido se atribuye a las personas que sirven a Dios.

Anteriormente la unción fue en una forma visible con el aceite especial y ritos.

«… tomarás el aceite de la unción, y lo derramarás sobre su cabeza, y le ungirás… y tendrán el sacerdocio…»

(Éxodo 29:6-9) “6 y pondrás la mitra sobre su cabeza, y sobre la mitra pondrás la diadema santa.
7 Luego tomarás el aceite de la unción, y lo derramarás sobre su cabeza, y le ungirás.
8 Y harás que se acerquen sus hijos, y les vestirás las túnicas. 9 Les ceñirás el cinto a Aarón y a sus hijos, y les atarás las tiaras, y tendrán el sacerdocio por derecho perpetuo. Así consagrarás a Aarón y a sus hijos.”

«…y los ungirás y serán mis sacerdotes…»

(Éxodo 40:14-16) “14 Después harás que se acerquen sus hijos, y les vestirás las túnicas;
15 y los ungirás, como ungiste a su padre, y serán mis sacerdotes, y su unción les servirá por sacerdocio perpetuo, por sus generaciones.”

(Levítico 8:10-12) “10 Y tomó Moisés el aceite de la unción y ungió el tabernáculo y todas las cosas que estaban en él, y las santificó. 11 Y roció de él sobre el altar siete veces, y ungió el altar y todos sus utensilios, y la fuente y su base, para santificarlos.
12 Y derramó del aceite de la unción sobre la cabeza de Aarón, y lo ungió para santificarlo.”

(Levítico 8:30) “Luego tomó Moisés del aceite de la unción, y de la sangre que estaba sobre el altar, y roció sobre Aarón, y sobre sus vestiduras, sobre sus hijos, y sobre las vestiduras de sus hijos con él; y santificó a Aarón y sus vestiduras, y a sus hijos y las vestiduras de sus hijos con él.”

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Con la venida, la muerte y la resurrección del Señor Jesucristo los moradores del pueblo elegido son redimidos y son santificados y ungidos en una forma diferente.
La sangre del Señor Jesucristo, la Palabra de Dios, y la Santa Unción con el Espíritu Santo redimen, santifican, justifican, limpian de la inmundicia y del pecado y convierten a los hombres en siervos de Dios y del Señor Jesucristo.

"Jehová redime el alma de sus siervos"

(Salmos 34:22) “Jehová redime el alma de sus siervos, Y no serán condenados cuantos en él confían.”

(Lucas 1:68-69, 74) "68 Bendito el Señor Dios de Israel, Que ha visitado y redimido a su pueblo,
69 Y nos levantó un poderoso Salvador En la casa de David su siervo,
74 Que, librados de nuestros enemigos, Sin temor le serviríamos 75 En santidad y en justicia delante de él, todos nuestros días."

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"Y les llamarán Pueblo Santo, Redimidos de Jehová;"

"Bendito el Señor Dios de Israel, Que ha visitado y redimido a su pueblo,"

"y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación;"

(Isaías 62:11-12) “11 He aquí que Jehová hizo oír hasta lo último de la tierra: Decid a la hija de Sion: He aquí viene tu Salvador; he aquí su recompensa con él, y delante de él su obra.
12 Y les llamarán Pueblo Santo, Redimidos de Jehová; y a ti te llamarán Ciudad Deseada, no desamparada.”

(Lucas 1:67-79) Profecía de Zacarías
"67 Y Zacarías su padre fue lleno del Espíritu Santo, y profetizó, diciendo:
68 Bendito el Señor Dios de Israel, Que ha visitado y redimido a su pueblo,
69 Y nos levantó un poderoso Salvador En la casa de David su siervo,
70 Como habló por boca de sus santos profetas que fueron desde el principio;
71 Salvación de nuestros enemigos, y de la mano de todos los que nos aborrecieron;
72 Para hacer misericordia con nuestros padres, Y acordarse de su santo pacto;
73 Del juramento que hizo a Abraham nuestro padre, Que nos había de conceder
74 Que, librados de nuestros enemigos, Sin temor le serviríamos 75 En santidad y en justicia delante de él, todos nuestros días.
76 Y tú, niño, profeta del Altísimo serás llamado; Porque irás delante de la presencia del Señor, para preparar sus caminos;
77 Para dar conocimiento de salvación a su pueblo, Para perdón de sus pecados,
78 Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, Con que nos visitó desde lo alto la aurora,
79 Para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte; Para encaminar nuestros pies por camino de paz."

(Apocalipsis 5:9) "y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación;"

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Con la resurrección del Señor Jesucristo los moradores del pueblo elegido uno por uno resucitan y siendo santificados por la Palabra de Dios (que es agua) reciben la unción con el Espíritu Santo.

Dios nos anuncia que será abierto un manantial para la purificación del pecado y de la inmundicia a los hombres.

(Zacarías 13:1) “1 En aquel tiempo habrá un manantial abierto para la casa de David y para los habitantes de Jerusalén, para la purificación del pecado y de la inmundicia.”

(Ezequiel 36:24-25) "24 Y yo os tomaré de las naciones, y os recogeré de todas las tierras, y os traeré a vuestro país.
25 Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré."

(Isaías 41:18-20) “18 En las alturas abriré ríos, y fuentes en medio de los valles; abriré en el desierto estanques de aguas, y manantiales de aguas en la tierra seca.
19 Daré en el desierto cedros, acacias, arrayanes y olivos; pondré en la soledad cipreses, pinos y bojes juntamente, 20 para que vean y conozcan, y adviertan y entiendan todos, que la mano de Jehová hace esto, y que el Santo de Israel lo creó.”

(Isaías 43:18-20) “18 No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas.
19 He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis?
Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad.
20 Las fieras del campo me honrarán, los chacales y los pollos del avestruz;
porque daré aguas en el desierto, ríos en la soledad, para que beba mi pueblo, mi escogido.”

(Isaías 48:19-21) “19 Fuera como la arena tu descendencia, y los renuevos de tus entrañas como los granos de arena; nunca su nombre sería cortado, ni raído de mi presencia.
20 Salid de Babilonia, huid de entre los caldeos;
dad nuevas de esto con voz de alegría, publicadlo, llevadlo hasta lo postrero de la tierra; decid: Redimió Jehová a Jacob su siervo.
21 No tuvieron sed cuando los llevó por los desiertos; les hizo brotar agua de la piedra; abrió la peña, y corrieron las aguas.”

(Juan 4:14) “mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.”

La promesa del derramamiento del agua y del Espíritu de Dios.

(Ezequiel 36:24-27) "24 Y yo os tomaré de las naciones, y os recogeré de todas las tierras, y os traeré a vuestro país.
25 Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré.
26 Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne.
27 Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra."

(Isaías 44:2-6) “2 Así dice Jehová, Hacedor tuyo, y el que te formó desde el vientre, el cual te ayudará: No temas, siervo mío Jacob, y tú, Jesurún, a quien yo escogí.
3 Porque yo derramaré aguas sobre el sequedal, y ríos sobre la tierra árida;
mi Espíritu derramaré sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos;
4 y brotarán entre hierba, como sauces junto a las riberas de las aguas. 5 Este dirá: Yo soy de Jehová; el otro se llamará del nombre de Jacob, y otro escribirá con su mano: A Jehová, y se apellidará con el nombre de Israel. 6 Así dice Jehová Rey de Israel, y su Redentor, Jehová de los ejércitos: Yo soy el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios.”

(Joel 2:29) “29 Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días.”

(Hechos 2:18) “18 Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán.”

(Isaías 32:15-16) “15 hasta que sobre nosotros sea derramado el Espíritu de lo alto, y el desierto se convierta en campo fértil, y el campo fértil sea estimado por bosque.
16 Y habitará el juicio en el desierto, y en el campo fértil morará la justicia.”

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Tras la resurrección el Señor Jesucristo recibe la promesa de Dios y sobre los elegidos derrama el Santo Espíritu.

(Hechos 2:32-33) “32 A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos.
33 Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís.”

(Tito 3:5-7) “5 nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho,
sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, 6 el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, 7 para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna.”

(2 Corintios 1:20-22) "20 porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios.
21 Y el que nos confirma con vosotros en Cristo, y el que nos ungió, es Dios,
22 el cual también nos ha sellado, y nos ha dado las arras del Espíritu en nuestros corazones."

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Los elegidos son limpiados y justificados por la sangre del Señor Jesucristo y por la palabra de Dios.

Limpiados por la sangre del Señor Jesucristo.

"la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado."

(1 Juan 1:5-7) “5 Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él.
6 Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad;
7 pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros,
y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.”

(Apocalipsis 1:5) “5 y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra.
Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre,”

(Hebreos 9:14) “¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?”

Limpiados por la Palabra del Señor Jesucristo.

(Juan 17:17) Jesús ora por sus discípulos
“17 Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.”

(Efesios 5:25-27) “25 Maridos, amad a vuestras mujeres, así como
Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, 26 para santificarla,
habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, 27 a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.”

(Juan 15:1-3) “1 Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador.
2 Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.
3 Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado.”

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Por la fe en el Señor Jesucristo y por el Espíritu de Dios el creyente es lavado y santificado, juzgado y justificado.

"ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios"

(Romanos 5:9) “Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira.”

(1 Corintios 6:11) “Y esto erais algunos;
mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados
en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.”

(2 Tesalonicenses 2:13) “Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad,”

(1 Tesalonicenses 5:23-24) “23 Y el mismo Dios de paz os santifique por completo;
y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.
24 Fiel es el que os llama, el cual también lo hará.”

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Siervos de la justicia.

“y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia.”
“Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación,”

(Romanos 6:15-23) Siervos de la justicia
“15 ¿Qué, pues? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? En ninguna manera.
16 ¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia?
17 Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados;
18 y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia.
19 Hablo como humano, por vuestra humana debilidad; que así como para iniquidad presentasteis vuestros miembros para servir a la inmundicia y a la iniquidad, así ahora para santificación presentad vuestros miembros para servir a la justicia.
20 Porque cuando erais esclavos del pecado, erais libres acerca de la justicia.
21 ¿Pero qué fruto teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque el fin de ellas es muerte.
22 Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna.
23 Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.”

(1 Pedro 2:9) [ El pueblo de Dios ]
"Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;"

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Por lo tanto, siendo tan grande el galardón de los justos, los santificados son llamados a la constante purificación y una vida de santidad.

(2 Corintios 7:1) "Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios."

(1 Juan 3:3) “Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro.”

El hombre santificado es siervo útil al Señor.

(2 Timoteo 2:19-22) "19 Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo.
20 Pero en una casa grande, no solamente hay utensilios de oro y de plata, sino también de madera y de barro; y unos son para usos honrosos, y otros para usos viles.
21 Así que, si alguno se limpia de estas cosas, será instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra.
22 Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor."